Las cabañas son una maravilla. Prácticas, sencillas, encantadoras y llenas de detalles.
María y Gorka son muy atentos y agradables, desde el primer momento te hacen sentir como en casa.
Las vistas a la montaña del Mampodre son impresionantes y el pueblo de Maraña es muy bonito y la gente muy entrañable.
Y gracias María, la fabada que nos recomendaste fue espectacular.
Espero repetir algún día.