Fuimos desde Cantabria, pasamos dos noches en las cabañas, super cómodas y acogedoras. El trato muy correcto y amigable. El entorno es alucinante, con todo el macizo del Mampodre enfrente de los grandes ventanales de las cabañas: muchísimas posibilidades de paseos, trekkings, escaladas o simplemente disfrutar de la tranquilidad del pueblo.
Volveremos.